martes, 7 de octubre de 2008

Rock que me hiciste bien



Algunos creen que el rock es “para siempre”, una ronda interminable de tipo
legendario.Otros consideran que el rock “ya fue”, quemó todos sus cartuchos y se
diluye en el tiempo. Pero lo que más importa no pasa por los vaticinios.
Pues más allá de los estilos derivados de este género musical original (o híbrido, como se
prefiera) y de las teorías que puedan fabricarse al respecto, en el alma de varias
generaciones vibra un concierto supremo, inalterable: el rock que nos hizo y nos
hace bien.

El escritor brasileño Artur da Távola explicó que lo característico del ritmo
roquero es la marcación de la base en el bajo eléctrico, “un instrumento expresivo
y modulable”.Tal marcación salió del fondo sonoro y saltó a un primer plano gracias
a los procedimientos de la grabación estereofónica.

Inicialmente, el compás binario asumió el comando e impulsó el baile: la melodía era circunstancial. Era adorno, clima, escenografía sonora.

Tratándose de un compás que connota emociones no racionalizables fácilmente,
pero comunes a todo ser humano (latidos cardíacos intra y extrauterinos, marcha, guerra, heroísmo, cópula, pulsación saludable), el rock nos remite a los impulsos
primitivos del ser diluyendo las corazas que la llamada cultura
(siempre represiva) produjo en nosotros. De ahí la sensación de catarsis y liberación
presente en quien lo baila.

Yo sentí un influjo análogo durante una medianoche de 1951 en el barrio de
Caballito, cuando todavía no existía siquiera el primitivo rock and roll. Tenía
catorce años y sintonizaba los éxitos musicales del momento en Estados Unidos,
por la emisión de radio en onda corta de The Voice of America. Por primera vez
vibraba en mis oídos una guitarra eléctrica superpuesta varias veces, y de paso imitando
al bajo, gracias a un grabador de ocho canales. ¡Maravilla! Les Paul & Mary
Ford:How High the Moon (Qué alta está la luna). Una década después, Los Beatles
abrirían sus shows en The Cavern Club de Liverpool con ese mismo tema.


Por mi parte, cabalmente el gusto por el rock hacia mi fue cuando tenia 12 años y estaba en la casa de un tio y me volvio loco la nueva era de los cds en ese tiempo y justo él habia llegado de Estados Unidos con una colección de oro de The beatles, donde estaban sus mejores temas y el cual mas recordaba era TWIST AND SHOUT por el motivo de que un programa de televisión tenia como entrada la canción, pero mi canción favorita era LOVE ME DO, me gustaba mucho ese rock que era popular en todo el mundo y no muy conocido aqui en Santa Cruz, de ahi me comenzo a importar mas el rock porque dije que este sonido algún dia podria llegar a ser parte de mi y ahora estoy haciendo musica de rocanrol, la que me gusta y no la voy a dejar, porque son el rock, vos y yo los que no van a morir..


"Todo fenómeno de creación artística popular surge de manera sutil y natural,
protagonizado por individuos que cumplen la tarea fundacional siguiendo su
intuición y su inspiración. La adversidad no los detiene: sólo se trata de creer y crear."




Pequeño Fragmento de :
Como vino la mano.
de Miguel Gringber.



Ladd Nomlas





5 comentarios:

Anónimo dijo...

ok. I found an information here that i want to look for.

Anónimo dijo...

yeah! its much better,

Blanca dijo...

me encantó la partecita de : "...elrock que nos hizo y no hace bien."

escribe muy bien este tipo.
á bientôt

Juan Pablo Rodríguez Camacho dijo...

¡Salud! por la música y por el rocanrol.

Hace algún tiempo, yo amaba a una mujer porque creía que me hacía bien. (Y ahora que las heridas de la perdida ya cicatrizaron) Pienso que el amor se trata de eso: de lo que nos hace bien, no sólo de que nos guste o nos trate bien, sino que sea positivo para nuestra vida.

¡Salud!

Paola R. Senseve T. dijo...

Sí, salud!, por el rock...y por mis "adulados" que se encargan de mantenerlo vivo en mí.

:)